martes, 1 de mayo de 2012

La Revolución Cultural en imágenes

Como bien hemos estudiado, la Revolución Cultural fue un periódo turbulento que sucudió China entre a mediados de los sesenta y a principios de los setenta. Durante este periódo, ocurrieron muchos hechos que hasta hace poco habrían pasado inadvertidos de no ser por la reciente difusión de material acerca de este periódo. He aquí algunos de ellos:
"En el cadalso Rojo"

En esta foto vemos como dos personas llevan colgado de una manera ciertamente humillante carteles en chino que vienen a señalar su condición de opositores al régimen, algo que, como vemos en la foto, conllevaba ser tratado no peor que un animal. Uno de esos hombres,  Wang Yilung, había sido Secetario Provincial del Partido Comunista. De nada le había servido el título cuando fue acusado de ser "un elemento negro del Partido" y ser arrojado probablemente a uno de esas lóbregas cárceles "revolucionarias", o ser directamente torturado para después ser expuesto como un trofeo frente a una multitud radical y sin piedad. Lo que estas personas debieron de sufrir o experimentar antes de ser ejecutados -o quien sabe que fue de ellos- , rodeados de aquella multitud que clamaba a voces un castigo debieron de ser casi un castigo peor que la muerte. La foto es una obra maestra que plasma a la perfección las dos caras de la Revolución Cultural; por un lado, el fanatismo y la gran cantidad de personas que la secundaron con la total de seguridad de estar haciendo lo mejor para su país, por otro, la violenta -y en algunos casos, monstruosa- represión llevada a cabo por el régimen chino. Esta misma imagen aparece en el libro, cuando el narrador evoca un recuerdo del padre de Luo, que se vio obligado a pasar por la misma situación.

 

"Larga gloria al Presidente Mao"

En esta imagen, vemos a unos jóvenes que probablemente obligados o incitados por sus padres han decidido seguir el camino del perfecto revolucionario chino. Alzan orgullosos sus puños tras un cuadro del Gran Timonel. Seguramente también estarían presentes dirigentes revolucionarios que mirarían con orgullo los jóvenes que han creado. El control de la educación, la censura de determidos libros y contenidos potencialmente peligrosos para la estabilidad del régimen y la lectura obligatoria de libros, como el Libro Rojo de Mao, marcarían a muchos jóvenes el camino que deberían seguir. Aquellos que por ser hijos de intelectuales o simplemente por ser denunciados acabarían en una forzosa reeducación que en muchos casos lo único que logró fue causar sufrimiento inútil. La figura de Mao que preside a los jóvenes, impecable, se elevó casi al nivel de deidad, de hecho, la mínima crítica a su persona o a su política acarrearía funestas consecuencias, como más de una vez tendría oportunidad de demostrar el Gran Timonel. Los jovenes alzando el puño no dejan de recordarme a ciertos régimenes totalitaristas europeos que hubo hace mas de medio siglo. En el libro queda bastante claro como la figura de Mao es sagrada e inviolable -por ejemplo, cuando el jefe se relaja al ver que el violín tiene algo que ver con Mao- y el fanatismo y la fe ciega de los campesinos de las aldeas hacia su líder.
 




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